1. |
Prefacio
02:25
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No sé cómo ni cuándo llegué a este momento o a este lugar.
Guiado por el olor de estos montes; la quietud, el silencio.
Ya no sigo ningún camino y las sendas que encuentro son casi siempre impracticables.
Pero avanzo, avanzo con determinación. Quizá en círculos, incluso hacia atrás, o a un futuro cuya existencia condiciono con mis pasos.
Me pregunto qué es lo que estoy buscando.
Supongo que sólo es ese fondo un poco más allá del horizonte que anega todo de oscuridad cuando se esconde el sol; que hace crepitar las ascuas casi apagadas de la hoguera.
El peso del tiempo me incita a galopar, hace crecer un ansia de huir hacia adelante, hacia esa luz tenue que disipa los pensamientos.
Una necesidad de escapar de esta constante Umbría Ulterior.
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2. |
La gente
04:58
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Tú llevas ya mucho tiempo pensando así.
Evitas tus sentimientos por no sufrir
y ahora te has dado cuenta de la verdad.
Inspiras, retienes y luchas con la ansiedad
La gente, la gente, la gente no siente nada.
Mutilan sus emociones cada mañana.
La gente, la gente, la gente, no siente así.
Como esto que tú ahora sientes por ti y por mí.
Pon filtro a tus ilusiones, dales color,
alguno que luzca tanto como el amor.
Y busca en cada momento lo que es vivir,
viviendo por cada muerto que yace en ti.
La gente, la gente, la gente, no entiende nada.
Disfrazan sus frustraciones de autoengaño y calma.
La gente, la gente, la gente que cree vivir.
Confía en que un día por fin dejará de huir.
Ah… Ah…
La gente, la gente, la gente, no aprende nada,
tragándose aspiraciones, anhelos y dramas.
La gente, la gente, la gente no piensa en ti.
Ignoran lo que ahora mismo puedes sentir.
La gente, la gente, la gente, no siente nada.
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3. |
Apocalipsis Cotidiano
04:12
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Eran dos, corrían por los cerros. A lo lejos, columnas de humo denso.
Incapaces de saber cuánto tiempo hacía ya de la gran caída del mundo occidental.
Eran dos, contemplaron algo tan negro, que ninguno de los dos se atrevía a hablar.
La infección se había extendido pueblo a pueblo. No era más que la extinción de la humanidad.
Las mentiras que contaban los gobiernos, el ejército sitiando ciudad tras ciudad.
Eran dos, luchando contra el viento. Del Cuchillo al Arabí, parando en El Puerto.
En la cueva del Barbudo varios cuervos que esperaban ver sus ojos brillar.
Eran dos huyendo de los muertos que su carne pretendían devorar.
No podían siquiera encender fuego, durmiendo sentados, preparados para despertar.
Unos ruidos se escuchaban no muy lejos, luna nueva, todo era oscuridad.
Eran varios de esos caminantes muertos, sólo uno fue capaz de escapar.
“No me queda mucho tiempo aquí, date prisa, escóndete lejos de mí. Pronto seré otro más de los que tu carne devorará”.
En la mañana todo era incierto, sudaba, y su pecho estaba ardiendo.
No tenía tiempo ni para desayunar, debería dirigirse a trabajar
Porque era lunes ya.
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4. |
Saudade
07:05
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No sé muy bien cómo poder parar
Si el hambre me invade.
Ni por qué el sabor de tu ansiedad
me recuerda tanto a la sangre.
No era un aullido, tu respiración,
y el cuerpo me arde
con los latidos de tu corazón
gritando “no pares, no pares”.
Te inunda el miedo y yo me adentro, tan adentro, tan adentro.
Te gusta el miedo y yo me adentro, tan adentro que lo siento.
Todo se impregna en desesperación.
Tu cuerpo, mi saudade.
Cuando el deseo se torna obsesión
pero sigues adelante, adelante.
De haberlo comprendido , habría sido consciente y no habría dejado de dolerte.
De haberlo comprendido no habría sido un cobarde, sólo trataba de quedarme tan adentro...
Te inunda el miedo y yo me adentro, tan adentro tan adentro.
Te gusta el miedo y yo me adentro, tan adentro que lo siento.
Te inunda el miedo, te inunda el miedo, te inunda el miedo.
...
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5. |
Ábrego
05:56
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Vino voceando entre la niebla,
me miró y su rostro era un poema.
"Si pudiera irme de aquí me marcharía,
si pudiese escapar, no volvería",
era lo que decía.
No atinaba a explicar los hechos,
atribulado y clamando al cielo.
"Se llevan montes, viñedos y olivos,
te dejan el futuro hecho añicos",
No acabarán conmigo.
Vienen de poniente nubes negras
y no es lluvia lo que estas nubes llevan.
Vienen de poniente nubes negras
y vi algo raro en ellas.
Cuenta que ya no quedará nada,
no habrá salvación ni pan ni agua.
El viento arrastrará nuestras cenizas
y todo lo ahogará vuestra sequía;
el ciclo se termina.
Ya lo vi correr por La Maneta
y en su mirada contemplé una guerra.
He venido aquí para advertiros:
Hará cosas que no puedo deciros,
os pondrá en vuestro sitio.
Vienen de poniente nubes negras
y no es lluvia lo que estas nubes llevan.
Vienen de poniente nubes negras
y vi tu cara en ellas.
Vienen de poniente nubes negras.
(Vienen de poniente nubes negras).
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6. |
Señales
05:06
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Vuelve pronto de donde ahora estés, tu recuerdo declaró mi guerra.
Desertaste en lo que no quieras ser, yo aún te espero en la trinchera.
Y si das más de mil vueltas y aún te encuentras frente a mí,
no habrá batalla ni habrá contienda.
Y avanzamos con la urgencia del que muere por vivir
mientras destroza su propia inocencia.
"Date prisa, espera justo aquí", creo que gritan tus cañones.
Y a tu paso no dejo de advertir los efectos de sus golpes.
Y si doy más de mil vueltas y aún me encuentro frente a ti,
resistiendo para no seguir tus huellas.
Reconozco que el futuro está plantado frente a mí
pero el presente está mucho más cerca.
Cuando escucho tus llamadas, la frontera empiece a arder,
eran promesas que sonaban a sentencias.
Envía señales desde aquel lugar donde quiera que estés.
Te vi perderte al fondo de la pena.
Y si das más de mil vueltas, si tú das más de mil vueltas,
si vuelves a perderme, vuelve aquí.
Y si das más de mil vueltas, si tú das más de mil vueltas,
si vuelves a perderte, aléjate de mí.
Y si das más de mil vueltas, si tú das más de mil vueltas,
si vuelves a perderme, vuelve aquí.
Y si das más de mil vueltas, si tú das más de mil vueltas,
si vuelves a perderte, lárgate de aquí.
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7. |
Donde las Heridas
06:00
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Hoy mira sus fotos por novena vez y acaricia lo que pudo ser.
La herida aún se puede ver si miras en sus pupilas
Vuelve el pensamiento al amanecer, que hace al recuerdo reaparecer.
Creía que antes o después volvería a su vida.
Sabe que es tarde y que ya no merece la pena ni hablar.
Sabe que es tarde y que ya no merece la pena; ni hablar.
Cicatriza la herida tras sangrar. Sólo es otra más.
Descuartiza sus sueños en algún bar de espina en espina.
Rabia contenida empieza a aparecer, una huida le vendría muy bien.
Sus labios pinta de Monastrell y brinda por esa ruina.
Sabe que es tarde y que ya no merece la pena ni hablar.
Sabe que es tarde y que ya no merece la pena; ni hablar.
Cicatrizan la herida tras sangrar. Sólo es otra más.
Descuartiza sus sueños en algún bar de espina en espina.
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